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Mostrando entradas de marzo 11, 2012
El domador tenía un perro escuálido y dispuesto siempre a cualquier orden, porque tras la orden siempre estaba el alimento. El bicho se movía sin estrépito por la casa, casi como una sombra, pues en su entendimiento estaba bien grabado que su mejor estado era el de transparencia. Solo asomaba por los salones si sonaba el silbido del domador o cuando daba una cabezada después de las comidas, momento que el escuálido transparente aprovechaba para hacerse con las migajas que se esparcían por el suelo. Era un brittany mezclado con un pointer y parecía alegre de carácter a pesar de los palos, venía de una vieja familia saltimbanqui a la que el domador dejó tirada en la calle por no sé qué desavenencias... se quedó con su vieja caravana y con el brittany, que ya estaba avezado en mil piruetas para rascar bolsillos por los pueblos en los que la familia hacía sus puestas en escena callejeras para ganarse el día. Una tarde de calor insoportable llegó el domador con un brazo rasguñado
Al atardecer, después de revisar las jaulas de las fieras, el domador sentó a su hijo sobre sus rodillas y le habló: “ Hijo, lo fundamental en nuestro oficio es que siempre quedé muy clara la sensación de escasez y que tú eres quien la gestiona de forma justa. Las fieras deben verte siempre como un ser superior y capaz, a la vez que deben entender siempre que tu mano es la que les da de comer. Procura que siempre se queden con hambre para manejarlas a tu antojo.... y nunca olvides el látigo, y que a cada golpe severo le siga un bocado para que no olviden que a su tragedia siempre va unida la recompensa...  pero que se queden con hambre, siempre con hambre... cuanto más sometes a un fiera, más puedes obtener de ella. Piensa que nuestra riqueza está en su absoluto sometimiento, ya que ese sometimiento será el asombro del público que llenará las gradas y nuestros bolsillos. ”. El domador bajó al niño de sus rodillas y le dijo que pusiera las palmas de la mano boca arriba
Se despierta el domador y pone a calentar los látigos junto a los fogones, mientras grita a su esposa reclamando el café primero. Se sienta y sonríe enseñando sus dientes blanquísimos de dueño de todo. Pellizca con fuerza las nalgas de su esposa mientras le sirve y respira hondo. Bebe. Se levanta con pausa y estira los brazos. Se embucha en una vieja casaca roja con pasamanería dorada. No se abrocha. Toma los látigos y se va hacia las jaulas de las fieras, que le esperan ausentes para las firmas. Da una orden enérgica y todas las bestias le miran con un temor cándido. - Hoy toca subir los impuestos. Las bestias humillan y corren a hacer porcentajes en lo más oscuro de sus sucias jaulas... se sienten felices, pues después del trance aritmético siempre hay carne humana que echarse a las tripas. El domador deja que una leona virgen le lama sumisa su oscura entrepierna. El día se nubla.

Notas de mi cuaderno de marzo.

Siempre hay alguien que lo pasa peor no es un buen argumento para calmar tensiones, sobre todo porque siempre hay alguien que lo pasa mejor. Dejemos el pesimismo para los buenos tiempos (oído por RNE). La eternidad de uno es el éter de los demás. Ríete de tus males. No hay otra opción mejor. ‘Lo mío no es nada comparado con lo de esos niños palestinos’ (mi madre leyendo ‘El País’). Quien mejor relativiza el dolor es el que no lo sufre. Solo quiero que Rajoy deje de hacer cosas por mi bien. Somos para el spa de algunos. España vive por debajo de las posibilidades de los españoles. ¿Por qué ‘trabajar’ y no ‘trasubir’? ¿Sentirse obligado a vivir es un oxímoron o un pleonasmo? El interés bancario va en relación inversa con el interés del pueblo. Interesante. Dios debió morir por vosotros, que conmigo solo quedó herido leve. A las verdades se llega buscándolas... pero un hombre siempre se hace con sus mentiras. La belleza nos engaña porque se basa en la relación que exis