Atado como un náufrago al trabajo cabrón que me adocena, sin saber de Hugo o Javi, y arbitrando el comienzo de otro septiembre lánguido y palurdo...
El trabajo me mata poco a poco, como un tabaco raro o un cáncer matemático y muy lento... me mata por facetas, por órganos, por ganas, por leves deserciones, por falta de carácter... y ya no entiendo nada... por qué soy, por qué sigo, por qué me desheredo de todo lo que fui, por qué aflojan las ancas de mis mil ideales, por qué no huyo de aquí...
Septiembre siempre fue un mes paraíso en este territorio degradado, un mes de cambios netos rizados de contrastes y de ganas, un mes frontera y puente hacia el invierno (donde sé ser más yo)... pero ahora es todo abulia y tiempo muerto, cadena en la cadena de lo impreso, un algo igual que ayer que me lastima en este pozo aciago del pagar... pagar a todas horas por algo que no hecho o no he mordido...
Y es que me duele andar, me matan los riñones y la espalda, me rugen las entrañas intestinas, me cruje el cuello y estas rancias rodillas marcan inexorables su claqué... y quiero irme y no puedo, quiero volar y siento que mis alas no responden al trazo de mi sien.
Me siento mal (en Béjar y en mi silla), me sé atrapado y seco, robado sin futuro por las cosas, traicionado, plomizo como un cielo de chubascos, cascado y algo oscuro... y tengo que salir de esta merienda de tipo catastrófico hacia un féretro... buscar estros con versos, ocasiones de amar y ser amado, rasgos nuevos que pongan luz/vereda en papeles tirados, sonrisas francas (como antes), recuperar amigos, ser de nuevo el centro inexcusable de mis cosas, el que apaga la luz si le apetece o la enciende de golpe a media noche, el que no sabe nunca en qué torcida esquina ha de marcharse a volar lo pendiente y retorcerlo.
¡Atado como un náufrago a una roca!... ¿me entiendes?
Mañana vuelvo de París, capitán Nemo. Y antes de que el mes termine me tienes en la imprenta, bailando contigo y los papeles y las tintas como si fuésemos Ginger y Fred. O podemos buscar solución de urgencia el fin de semana del 15, que mi oferta sigue en pie, e incluso vernos con Montxo, si se tercia. Tú decides. Pero levántame ese puto ánimo y suéltame ese fango que no te pertenece. El fango es cosa mía, y no estoy dispuesto a compartirlo con tipos como tú o como Javi. Que existan Comendadores es la razón de existir de muchos beautiful losers que conozco, así que siéntate bien, siéntete bien, y que le den por culo al cáncer moral que asola a tu pueblo. El país entero es una mierda. Por eso hay que resistir, hasta que vengan tiempos mejores. Aunque sólo sea para reirnos de ellos.
ResponderEliminarA mi tampoco me gustas así...te quiero Comendador,como antes, inagotable luchador...revulsivo de ti mismo,poeta. Se que algunos hacemos escapadas para coger fuerzas... quizá podrias plantearte en serio el ofrecimiento de Hugo. Animate.
ResponderEliminar