Miras hacia otra parte porque te da vergüenza
que una mujer madura, físicamente madura,
no otra cosa, crea que es lo que no es,
que somos lo que no seremos jamás.
No quieres existir porque se desbarata
tu forma de entender lo que ha de hacerse...
Luego la ideología... ‘compañeros, la ideología...
sin ella no hay potencias que calzarse’...
y más vergüenza porque no hay compasión
ni siquiera entre cuatro levantados.
Somos poco, muy poco, y lo sé a ciencia cierta
mientras cierro los ojos
y sé por qué hace varias semanas que no duermo bien.
Quizás mañana no pueda hacer las maletas,
porque serán de otro.
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