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Otra muñeca sin agujero...




Dice la otra muñeca sin agujero -por la tele- que las decisiones que está tomando su partido son ‘firmes y valientes’ (imagino que ese ‘firmes’ tiene un profundo sentido militar hacia la tonta tropa que la puso en la peana a pesar de sus multisueldos y de sus dedazos a familiares y cercanos... y también imagino que el ‘valientes’ viene directamente de esa cosa tan española del tirar siempre con pólvora ajena)... y luego se descuelga con ese discursillo cavernícola de que ‘la reforma sanitaria es equitativa’ (tan equitativa, que contiene un principio de negación neoliberal de auxilio a inmigrantes y baja sin rubor el acceso a los medicamentos de los jubilados), que ‘el modelo educativo del PP busca la excelencia y que nuestros jóvenes sean los mejor preparados’ (y lo hace bajando el presupuesto de educación un 40%, subiendo la ratio de alumnos por aula y cobrando una pasta por matrícula universitaria... querría decir la muchachina que el modelo educativo del PP busca las excelencia de los que tienen más)... y todo termina solucionándolo con una de esas parábolas jesucristeras en las que siempre sale a relucir el café (¿qué tendrá el jodido café para que los políticos españoles lo utilicen tanto en sus engañiflas mitineras?).
Y, mientras, los argentinos dándonos lecciones con una Krichner menos tonta de lo que dan a entender sus discursos y sus múltiples operaciones estéticas... ella sabe que hay que tomar lo que debe ser de un pueblo y, además, lo toma. Aquí podríamos hacer algo parecido...  empezando por la banca.
Todo esto... y que la pig woman le ha pillado el gusto a lo de prometer sangre sudor y lágrimas para ganarse su morrongo multisueldo, y se crece, abrigada de votos, poniendo a parir al personal no afecto mientras grita ese sursum corda mitinero a sus obreritos de derechas.
La verdad, la puta verdad, es que esta pija lidera su cospedalia para acabar con los últimos veinte años de avances sociales (lo haya hecho quien lo haya hecho), que está al dictado del capital más feroz –el merkelino– y al de su monedero... y que no siente pudor alguno en hacer pasar hambre y miseria al pueblo que paga su asquerosa nómina.
España es un país de corderos... y pronto toca degüello.

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