Otra vez este dolor lumbar que es previo a no sé qué... mientras suena ‘Azzurro’ para intentar quitarme lo gatinín y transformarlo, aunque sea, en perrete... y es que los días de nieve me dejan aterido hasta el ánimo.
Enero va a su ritmo, que suele ser parada total en todo, y a mí me agota el tiempo libre, así que me entretengo con una nueva relectura de Oliverio, entreverándola con las ‘morerías’ de mi amigo Elías Moro, que me ha enviado un cuadernito precioso con 99 de ellas... ‘Mecidas por el viento, las espigas dicen no’, leo... y me traslado a un campo de espigas con cierta desazón, porque mi cabeza se va llenando de pensamientos limpios... y allí los surcos, como recién peinados, me saludan porque sospechan lluvia y yo pido silencio con los ojos... y siento una presencia que mana como un refugio, y hay un algo de trenes en los surcos, un algo de trenes y estaciones donde alguien que no te conoce te da las buenas noches... y siento inevitables las venas y los brazos, las cinchas de los hombros y los muslos, el pestañeo como un cielo que se desprende y sube.
Más adelante están los tréboles, casi en el horizonte, con esa rebeldía de los nobles luciendo en una cruz de cuatro hojas... y el Sol cayendo, ilimitado y compacto, tumba y vida a la vez, catástrofe y milagro... ¿por qué el pudor?, me pregunto ante ese Sol enorme y coagulado, ¿por qué su sorpresa de péndulo y su siesta?... y me toco los huesos para saberme cierto... están ahí, sujetando el magma de la carne y arrugando mi frente de hombre desagotado. Llueven las nubes nerviosas y el sol se hace fruta madura... ¡Un caqui!, sí, un caqui enorme y sabroso cortado por los cirros finales como una tregua... y amanece la noche, como cada noche, y hay estrellas, no como aquí, como un rastro de luz a no sé dónde... y lo camino.
Buenas noches, Luis Felipe Comendador:
ResponderEliminarNo sé si quieres volver a escuchar Azzurro.
Te dejo
la letra de la canción
(El coche de Celentano es parecido al de tu dibujo).
Un abrazo
P.D.: He estado tentada de hacer una entrada, en mi blog, sobre tu libro 'QUE YO SOY NORMAL'. Pero como adviertes: "Por favor, no hables de mí..." al final no me he atrevido.