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Mostrando entradas de octubre 30, 2011

Las cositas del 'valor'.

El mundo del hombre se traza por el ‘valor’, pero no por la realidad tangible de lo valorado, sino por la dimensión especulativa de la valoración... así llegamos a este desastre en el que ardemos, en el que existe una verdad de lo tangible, pues hay lo que hay, y una mentira atroz en la forma de valorarlo... llegando al punto absurdo de que se mercadea con ‘valores/valoraciones’ y no con realidades. Un medicamento puede ser valorado con los parámetros del exceso que suponen las partidas de sueldos y beneficios de ejecutivos, comisiones legales e ilegales a galenos y farmacéuticos, con el forzado artificial de escasez y acumulación... pero si los gobiernos –como es ahora el caso del nuestro– obligan por ley a recetar específicos sin marca [genéricos], a los industriales de la salud se les caen los palos de sus lujosos sombrajos y se ven obligados a acercar sus precios a los de los genéricos...  El ejemplo es claro y, creo, puede ser extrapolado a casi todos los campos del come

Otoño en la mano

Con la cabeza espesa y la luz de este otoño en los ojos, lloviendo afuera, lloviendo adentro... me escondo donde puedo con mi pluma y la cajita de carboncillos (que Alberto dice que no son carboncillos) y dibujo deprisa lo que se deje dibujar en un cuadernito nuevo... los dibujos empiezan nítidos y después se emborronan... y el tiempo que utilizo en ello me parece magnífico. Llueve otra vez... un cuerpo.

Séptima salida al otoño... la mirada lejana.

El día amaneció nebuloso y con leves cortinas de agua fina que hacían de difumino y lo llenaban todo de una irrealidad divina. A veces, entre las nubes bajas, asomaban unos haces de sol como navajas suaves que llenaban de pura dificultad cada una de las tomas... el paisaje cambiaba por segundos y se pasaba del contraste duro a las penumbras matizadas, de los colores críticos al más puro pastel... y yo sentado junto a la muralla bejarana como un crío chico con un hermoso caramelo en los ojos. Nunca he disfrutado tanto del otoño como en este año mágico en el que cada día se convierte en una sorpresa visual, llena de sentimientos encontrados y recuerdos nebulosos. Me encanta el paisaje que le pone decorado a mi vida, y eso es una suerte siempre... a pesar de mi vida.

Patrimonio

Llegamos a los lugares nuevos con ojos miopes de turista... y nos vamos de ellos con las cuatro postales de lo establecido por ley civil y sacra como ‘patrimonio’, pero nos equivocamos siempre, ya que el valor real de los pueblos no está solo en sus construcciones gloriosas y en la grandilocuencia de sus victorias metiditas con tapón en sucedáneos del ‘todo fue bueno y glorioso’.  El verdadero patrimonio de un pueblo está en sus ancianos, en sus casas, en los mínimos detalles cotidianos que se escapan al ojo no avezado... y es ese ‘patrimonio’ el que debiera defenderse a dentelladas día a día por quienes dirigen los pueblos. ¿Probaste alguna vez a sacar a tu hijo a pasear la ciudad con algún fin estético?... yo qué sé, pasear viendo portales, balcones, llamadores, cerraduras, herrerías... pasear mirando con detalle la cara de la gente e imaginar sus pequeñas historias –esas que han conformado el rostro de cada uno. Cuando algún visitante me pregunta qué hay que ver de inte