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Mostrando entradas de marzo 6, 2011

Mierda de tarde... ¿quién me mandará leer?

Otro día jodidamente incómodo por lo pinzado del cuerpo, pero otro día para ‘hacer’ en mi silla un mundo mío. Este tiempo de poco andar me ha llevado a leer algunos libros que tenía pendientes de lectura en mi mesa, libros de autores nuevos a los que apenas conozco de unas palabras cruzadas por teléfono o por mail [me envían muchos libros de esta guisa –y, además, de poesía todos–, y no sé si es mi suerte o mi desgracia]. Hoy han caído cuatro y me han parecido mediocres, flojos, sin alma... y lo siento, de verdad que lo siento, pues cada día llevo peor esto de juzgar para otros y no solo para mí. Se puede intentar jugar con la esencia de la poesía, pero no para descubrirse en un vacío poético propio [o que te descubran en él]; se puede jugar al metalenguaje y darle caña a la semántica enredando con un armado caos, pero no se puede caer en el caos por falta de control y de conocimiento del poema que se tiene entre manos [la poesía ‘es’ para ‘decir verdad’, sea la que sea, agradable o

Bufeador y pinzadín.

Hay días en los que me da por bufar... luego me quedo pinzado del ciático y me da la risa, porque el jodido dolor ciático me produce tontas y absurdas carcajadas [en eso he salido a mi madre]... y del bufido paso a no poder levantarme de la silla y, por ende, a aprovechar el tiempo leyendo, escribiendo o pintando... y el sábado fue uno de esos días... fui a hacer unas fotos a los tipos carnavaleros y ya empecé a sentir el apretón de espalda [mi amigo Paco Tejeda me pilló justo cuando le daba al bufido en la plaza mayor bejarana]... la quebradura llegó justo por la noche, que fue de gabinete Caligari... y así pasé todo el domingo [que lo aproveché para darle caña al pretuneo de “Gominolas para los patos”] y así sigo hoy. Para relajar un poco la cabeza y ver si el cuerpo tomaba tono, salí con mi cámara a dar un paseíto por el campo cercano y pillé algunas imágenes que me gustaron y os dejo... cuando llegué estaba peor, coño... las carcajadas no me dejan parar.

Dos disfraces de verdad...

Volvió el viejito de todos los años a que le hiciera su foto de carnaval... apenas puede ya salir de casa, pero dedica todo su tiempo a este día, con afán, con verdadera ilusión, con envidiable vitalidad... este año se ha dedicado a coleccionar cupones de la ONCE con motivos de cartas de la baraja, y con ellos ha ido forrando su abrigo. A eso de las once empezó a golpear en la puerta de mi estudio y no paró hasta que le abrí... cuando lo hice me mostró una sonrisa de oreja a oreja y se giró poco a poco para que viera su trabajo carnavalero... “es mi ilusión, Felipe... creo que vivo por esto”... así que tomé mi cámara y nos subimos juntos hasta la placita que hay junto a la imprenta para hacerle las fotos [a él le encanta salir junto al edificio del hotel Real de Béjar... no sé por qué, pero siempre quiere hacerse las fotos ahí]... posó con verdadero arte, todo a pesar de que casi se cae en uno de los giros... “¿has hecho fotos de la espalda?... ¿y del lado derecho?...”... le tranquil