Ir al contenido principal

OTRO MAYO ES POSIBLE. Cansadito.

El pájaro juega en mi jaula (Calle Mayor de Béjar).

Claro que yo quería un mundo diferente, porque mi abuela me educó sin saberlo en esa forma de desear y de querer, y juro que durante un montón de años pensé que podría conseguirlo, pero el universo humano es complicado y acaba dándole a uno sopapos de ajuste (¿desajuste?) para que entienda que lo mejor y lo más sano es estarse quieto. Y en el trance te vas enredando con esa madeja cabrona que tiene lo social... tener, gastar, acumular, deber, consumir... y llega un punto en el que te das de narices con el ‘no retorno’ mientras se te adelgazan las ganas y hasta el estómago. Te sientes mal entonces, un fracasado más que está encajado en el carril de la humillación, ése que lleva a la puntilla y basta.
Entonces dices un ‘nunca jamás’ bajito, como lo dicen los vencidos, e intentas dejarte llevar por la marasma hasta donde se haga pie... pero siempre hay un día mejor que los demás y se te enciende una luz, una luz pequeña, mínima, que te hace presentir que no todo está acabado, que hay esperanza... es en ese momento en el que piensas en el valor de lo individual y no te importa morir ni perder, pero sí intentarlo, intentar darle valor a tu existencia sin ruido, pero con verdadera pasión... y ahí comienzas a ser hombre, pues dices lo que quieres decir y haces lo que debes hacer sin medir las tontas consecuencias del sistema que te ahoga, porque algo solo es importante si tú le das importancia [tanto lo que viene a favor como lo que viene a la contra].
Mi cabeza está llena de bicicletas blancas.

Comentarios

  1. Buenas tardes, Luis Felipe Comendador:

    “...islas hay en el tiempo donde vivir querrías,
    ...Vive la vida es nuestra. Paraíso ahora” .
    ¡Cuánto me acompañaron las canciones de Pablo Guerrero, en cintas cassette!. Pongo un enlace, para que vuelvas a escucharla después de subirla en tu entrada de hace unos días:
    Paraíso ahora – Pablo Guerrero

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj