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Mostrando entradas de diciembre 26, 2010

Juro que los langostinos agreden hasta remuertos.

Foto de hoy en el Palacio Ducal. Me tocó hacer parte de la cena de Nochevieja y me he dejado las manos pelando langostinos [me escuecen los papillos de los dedos como si tuvieran vida propia]. Mi parte consistió en cocinar unas gambas al ajillo con cayena y un coctel de mariscos con salsa rosa para once personas, en el que confieso que se me fue la mano con la salsa rosa [aunque se lo comieron todo... menos mi Gui, que es un tipo inteligente]... y de ahí mi noche de Valpurgis [no sé si la de los demás] llena de vueltas en la cama, pesadillas, despertares con sobresalto y un vómito final que me tiene con la boca reseca y el cuerpo fláccido [debo reconocer que también me puse fino a ensalada de frutas, mousse de limón, uvas -jodidas uvas-, turrón y bebedizos varios]. El resumen es que comienzo el año con un concierto estomacal ciertamente interesante, con las manos de purito ecce homo y con el cuerpo como apaleadito y con una tisana reciente y calentita intentando arreglar lo que no

Un abrazo colectivo.

El otro día, charlando con Diego y Álvaro, les decía que con los años he llegado al convencimiento de que lo más importante en mi vida es que la imprenta vaya bien, en su curso normal, sin que sea un negocio magro, pero también sin que sea una ruina... me da igual todo aquello que sentía hace uno años bajo el ardor del narcisismo y la juventud... las ansias de aceptación y el caer bien, el desear escribir el mejor libro del mundo y verlo publicado, el obtener premios y reseñas en papel prensa... ahora solo necesito que mi imprenta tenga tono, el tono suficiente para que pueda aislarme y hacer lo que me venga en gana... para mí, claro, que cuando saco algunas cosas para compartirlas con los demás me llegan tirones de orejas, algunos abucheos y esos metemiedos del “ten cuidado con lo que haces”. La vida es así y yo no puedo cambiarla, así que a veces me autocensuro hacia los demás, aunque jamás me censuro en mi trámite solitario. Para comenzar bien el año, sí me gustaría pedir disculpas

Eila y los Magdaleno...

Eila y Sonia en la imprenta. A media mañana llegó Sonia a visitarme con su linda Eila, a la que todavía no conocía más que por las imágenes que ella y Pepe me habían enviado por correo electrónico... un verdadero placer ver cómo crecen los proyectos vivos de la gente que quieres. Eila es un mar de tranquilidad que resume perfectamente la genética deliciosa de sus padres, dos seres llenos de bondad y fuerza que siempre lo han dado todo por los demás... y creo que fue la primera pareja que nació de aquel MPDL lleno de ganas y situaciones, el que se fajó con mucha ilusión y muchas empeño en múltiples proyectos solidarios dirigidos por el gran Juanito Hernández Heras, mi hermano del alma. De aquellos días quedaron dos escuelitas en el valle de Mangola Chini [Tanzania], un puente en Camerún, montones de jornadas con niños a los que se les intentaba dejar la impronta de la solidaridad, días largos con muchachos difíciles con penas de trabajo para la comunidad, semanas enteras de redacci

El año está de sprint...

Con mi encantadora sobrinilla Estela. El año termina acelerando con sucesos constantes que lo contrastan todo, reencuentros y despedidas, sorpresas y agriones... todo empezó el día veinticuatro con el horno jodido y la lavadora haciendo extraños ruidos en el previo al centrifugado... luego mi padre fue a arreglar un enchufe y, al martillear la pared, se le cayó encima un cuadro de Alberto Hernández [el de mayor tamaño que tengo en casa, un cuadro hermoso con armazón de hierro que posiblemente supere los setenta kilos de peso] con el resultado de un hombro dolorido y la mano magullada [no cuento que el cuadro se ha destrozado y me ha dejado como huérfano... pero no de padre, porque no atinó a darle en la cabeza a mi querido progenitor]... Reynaldo Lugo que se presentó como si nada con su segunda novela y me ha dejado boquiabierto con una historia que perfectamente podría fajarse en un premio de los gordos y ganarlo [una grata sorpresa que también me deja algo de pelusa por el buen h

Decir la verdad es revolucionario.

Imagen tomada ayer en el Palacio Ducal de Béjar. Escribió Orwell que ‘cuando gobiernan los mentirosos, decir la verdad es revolucionario’... así que debe ser revolucionario decir que estamos al dictado de los hombres del dinero [ese jodido valor del sinvalor]... debe ser revolucionario explicar que, mientras los silos de Occidente está tupidos de materias primas, hay millones de personas que pasan hambre y hasta mueren por la falta de lo que a nosotros nos sobra... debe ser revolucionario contar que hay niños que no tienen ni siquiera en su vocabulario las palabras “esperanza de vida”. Aquí, hasta en el espacio pequeño, sinceramente [es jocoso el término], nada es revolucionario, todo viene antecedido por la mentira infame acordada a hurtadillas, y encima con malas formas... los que están es en busca de algo... colocar al marido, a la mujer o a los hijos; pillar fijeza en un puesto de trabajo público, ganar verderones a costa del otro o simplemente buscando poder [que lleva implíci

Un año particular.

ENERO. Murió Lhasa de Sela... toda una pérdida de sensibilidad para el mundo que me dejó muy triste. ENERO. La revista Standdart Mag publicó un reportaje sobre mi obra plástica. Me animó un montón. ENERO. Recuperé una colección de imágenes que llevaron de viaje astral al mundo de mi niñez. Lo disfruté mucho. ENERO. Conocí a Claudia en Mérida durante una lectura de poesía en el Aula Jesús Delgado Valhondo y eso me hizo escribir una serie de textos que me resultaron muy valiosos. ENERO. Nació el proyecto NOTESALVES Contenedor de Arte... oxígeno para la cultura en la ciudad de Béjar. FEBRERO. La crisis hizo heridas duras y graves en mi empresa... fueron quizás los peores momentos de mi vida. FEBRERO. Hice una reflexión sobre la muerte que me dejó muy marcado. FEBRERO. Descubrí el Dioscorides y me tiré más de un mes disfrutando de su lectura. FEBRERO. Me hice un autorretrato de puro cabreo. MARZO. Vino Antonio Gómez a leer sus versos y atrajo a otro montón de