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Mostrando entradas de octubre 11, 2009

Murió el Teatro Bretón... lo asesinaron.

La jornada fue fría de temperatura, pero hubo calorcito en el encuentro del Palacio de Anaya, donde me encantó ver a Celestino Miguel, a Mayca, a Jesús Málaga, a Floren, al Paco de la eterna sonrisa inteligente y, cómo no, reencontrarme con Orihuela y Mar, con los hermosos de la Flor, con Manolo Ambrosio y un montón de gente conocida y nueva… y, como siempre, me fui del guión sobre el que había trabajado durante dos semanas, y lo hice, también como siempre, a la primera de cambio… no obstante, al llegar a la zona alta del patio interior de Anaya, me quedé perplejo al encontrarme con un “victor” bajo el que figuraba el nombre de mi amigo Paulino Matas Gil con fecha de 1988… perplejo es el término exacto, sobre todo porque Paulino y yo empezamos nuestros estudios universitarios en 1974, y esa diferencia de 14 años en la pintada académica no me cuadraba de forma alguna… en fin, enhorabuena al amigo si es que tal señal de éxito se refiere a él, que no lo sé… como digo, de esa perplejidad m

¿En qué nos hemos convertido?

En qué nos hemos convertido es algo que sabremos mucho más adelante, pero estoy seguro de que lo vamos intuyendo… y lo mismo no andamos descaminados. Quizás seamos seres incompletos [ERES… je, je], mientras manejamos por la ciudad sin pensar en los viandantes… pero, ¿incompletos de qué o de quién?... La mano busca pañuelos y hay ojos que me ven más delgado que nunca, pero no me doblego y sigo en la tensión de los semáforos o persigo mejillas de grosella o miradas de vértigo… y me dejo juzgar por quien me mira [aunque anuncio señales de respuesta, y eso dicta silencios]… Hay que engordar dos kilos por lo menos… y voy a la nevera y me atiborro de fruta, yogures o natillas… y corro al aparador y hago mi mundo de galletas con chocolate o magdalenas al limón, o viajo a ese paraíso de bocatas rellenos de todo lo que sobra… luego, al peso, a medirme en el peso como un quinto o una bulímica, a saberme en el peso si soy menos o más por lo que ocupo… y nada, ochenta y seis y medio, como ayer, co

Fin de semana universitario

Jo.

Sin rastro de la nada, esta mañana salí al mundo solito, y me costó levantarme de la cama ante la falta de mi Guille apresurándome para no llegar tarde al cole. Ayer llamó a casa como cinco veces, y también llamó a los abuelos y a su hermana en un par de ocasiones… a mí me contó que había cenado macarrones y pollo y que estaba todo muy bueno, que le había tocado en una habitación con otros cinco niños, entre los que destacaba con risas a uno de sus compañeros favoritos. Y dormí mal pensando en mi chiquitillo. Hoy ya sabía que no podría tener noticias suyas hasta pasadas las 8 de la tarde, pero andaba ansiosillo y piporrín, hasta el punto de que un par de veces tuve el teléfono en la mano con intención de marcar –no lo hice, claro–… me despistó del asunto el alzado de un libro de los talleres de Jesusote Urceloy, mezclado con visita y llamada de Manuel Casadiego, consulta con Luisillo, un porte importante para recoger con Paquito una estupenda donación de libros de Marqués de Valero a

Se me fue Guillermo, jo.

Jo, que se ha marchado mi Guillermito a una de las escuelas viajeras de la Comunidad de Castilla La Mancha y me he quedado como gatinino y medio solito, ya que él es mi compañerito inseparable por circunstancia de horarios familiares… y que ya le echo de menos y solo hace un ratito que le dejé montadito en el bus con sus coleguillas y su profe… le he prometido que el siguiente fin de semana, después de su regreso, nos iremos toda la familia a Salamanca para ponernos ciegos a comida basura y a pasteles. Mi chico llevaba la miradita entre triste y alegre, se le notaba algo atemorizado, pues es su primera salida larga a solas [sin los cercanos, se entienda] y todo en él son dudas y preguntas gansitas que vienen como a decirme que en el fondo no se quería marchar… pero ya está todo en un palante y sé que le vendrá de perlas a mi chico este viaje. Y es que los hijos son cadenitas colgadas que toman peso si alguien o algo tira de ellas… así que nada… que me quedo como solito una semana enter

Margaret Atwood

Me apetecía ser feliz esta mañana, sin callarme, pero también sin heroísmo… pero me di cuenta de pronto que todo anda desbordado, que hay demasiadas fugas en esta olla a presión, que la mosca que revolotea a mi alrededor es un monstruo horrible y que la gente no se muere cayendo hacia atrás con aspavientos… pero me apetecía ser feliz, coño, aunque fuera un ratito… y abrí las puertas, las liberé de sus cerrojos y sus llaves… y perfumé el ambiente con ese olor a pino tan sintético, tan como plástico… y me comí las uñas en la puerta, mirando a los viandantes subir por la callecita de Las Armas, y no temí ni me temí, porque quería ser feliz, me apetecía… no había helechos, pero tampoco luto… subían las familias por la cuesta como agotadas, pero sonriendo… no había serpentinas, ni tampoco mecedoras en las puertas, a pesar de ser fiesta, pero la vieja cantaba en la ventana –cosa que nunca hace– y eso es ya de guardar… y me dije: “qué día tan bueno, coño, qué día”… y como toda alabanza es sie

Viajar me pone muy nervioso...

Ya lo puedo contar, y estoy nervioso, no lo niego [viajar me pone muy nervioso]… gracias a la AECID, a Globalia y al empujón decidido de algunos amigos buenos [quiero agradecer la ayuda de Antonio Caldera, Verónica y Santiago Nieto, así como los contactos que en su día me proporcionaron de forma eficiente Jesús Caldera y Ramón Hernández Garrido con la Embajada de Perú y con la Casa de España en Lima], viajaré a Perú a principios de noviembre para cerrar temas constructivos en Moche y firmar los convenios precisos para que el centro de acogida infantil que allí me he planteado tome camino recto… ya tengo itinerario y algunos encuentros medio atados, como serán el visitar a mi amiga Sonia Luz, excelente poeta y catedrático en la Universidad de Lima, donde quizás pueda hacer una lectura pública de mi poesía [tengo ganas de volver a charlar con ella y de conocer a su esposo, del que tanto me habló cuando estuvimos juntos en el Encuentro Iberoamericano de Poesía que se celebró en Salamanca