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Mostrando entradas de julio 12, 2009

Cuando se esfumó Venezuela...

Cuando se esfumó Venezuela, atravesando el cielo raso de mi estudio como un gas inexistente, merodeé por algunos de los blogs que sigo habitualmente y no me encontré maravillas, así que pasé por encima de casi todo, aunque recalé en uno que me hizo daño de verdad y me va a hacer reflexionar sobre plantearme algunos cambios en mi historia bloguera –y también en mi historia real–... no se sabe medir –ya lo escribí hace un par de días– entre lo real y lo virtual, y las consecuencias pueden afectar a personas que no tienen nada que ver con estos cuentos chinos informáticos que tanto entretienen a quienes pierden los parámetros de eso que se llama “pisar la calle”. A ver, yo, desnudo, sin ropa que me cubra y que me esconda, soy exactamente yo... si me pongo unos gayumbos de lunares rojos, sigo siendo yo, pero los gayumbos dicen cosas de mí a otros ojos, y esas cosas ya no son yo, son la idea de mí que percibe el otro sin mirar mi cuerpo, pues sus ojos solo enfocan a los lunares rojos... si

Ha venido a verme mi novia Leticia... ¡¡¡Bieeeen!!!

Ayer llegó mi novia Leticia desde Málaga y vino a verme hasta mi estudio nada más que pudo y sus padres se lo permitieron [me consta que estuvo presionando toda la tarde para hacerlo… que es un bichín]… está relinda, con cuatro trencitas casirrastas, un collarón largo sobre un polo ajustadito en color pastel [que le quedaba divino a su cara] y tejanitos de pesca… la noté tensa y nerviosilla, como con ganonas de decirme mil cosas… pero sin poder hacerlo [yo sentía su emoción como un florecer divino y explosivo]… en cuanto nos vimos en la placita de la Piedad, los dos corrimos a abrazarnos como en los anuncios de perfumes… y la achuché y besé con fuerza sus mejillas claras y limpias… y ella me miraba con esa mirada nítida y hermosa de los ojos clarividentes, mientras yo hablaba con sus padres. Me dijo que se iba a cenar con Nena y con Antonio, pero que mañana [hoy] comeríamos juntos y me daría una sorpresa que me ha traído desde la cuna de Picasso. Y yo la quiero un montón, porque es mi

No me apetece...

Joder, que pasé el puñetero día cabreado por circunstancias del curro, que hasta me meé en los pantalones por las putas prisas y por ese desfase que me viene cuando no entiendo a los que me rodean... luego me calmé un poquito y recordé que tenía una pequeña caja de bombones que me habían regalado [gracias por los bombones, que es todo un detallazo para lo mal que me porto]... los miré pensando en qué hacer con ellos y, sin más, me metí cuatro en la boca, a lo bestia, como cuando era chiquitillo y tragón. Luego pensé en el día de mañana, pues estoy invitado a comer en El Castañar junto a alguna gente bloguera [Sinda y Jesús, Manolo, Marina, Antonio y Nena, Merinín y su santa... y no sé quién más]... el caso es que, si soy sincero [que lo soy a veces], no me apetece un clavel asistir a esa comida [aunque iré] por razones diversas que explico para que nadie se enfade: No tengo un puto chavo y me fastidia mucho ir a mesa puesta cuando no puedo permitírmelo [me invita Antonio GT... gracias,

Aquella saeta civil y profana...

Ya pillara yo una paresia como la que tenía el padre de Dale, el amigo de Jack, para hacer lo que me viniese en gana y ampararme en la enfermedad como asunto insoslayable [aunque cecease, coño]... pero no la tengo y debo conformarme con hacer el ganso y que todos sepan que verdaderamente soy un ganso. El caso es que tuve una mañana movidita dándole final a la maquetación del librito “La represión franquista en Béjar y su comarca”, movidita y alucinada, pues ir picando una lista de más de cien nombres con apellidos conocidos que fueron masacrados por las bestias fascistas de la Falange [en la que abundaban asesinos de Cantalapiedra y alguno que otro de Béjar], que estaban al caprichoso dictado de los patronos del textil, que eran quienes elaboraban las listas. Entre los asesinados apareció de pronto mi abuelo Felipe y me vine abajo al encontrármelo en la frialdad de una lista de antiguas actas de defunción... Tiene cojones, más de cien muertos en seis meses, en una zona poco poblada, tu

«Certificado de existencia»

Obra de teatro basada en poemas y textos de MARIO BENEDETTI • DÍA: JUEVES, 23 DE JULIO • LUGAR: TEATRO CERVANTES • HORA: 21:00 HORAS • PRECIO DE ENTRADAS: 5 EUROS VENTA ANTICIPADA DE ENTRADAS: – BOUTIQUE JORGE INCHAUSTI [Béjar] – POSADA CASA DE LA SAL [Candelario] – YUSGAR TAPICERO [Béjar] – BAR LA ALQUITARA [Béjar] Os aseguro que es muy recomendable, así que haced un hueco.

El molesto y entrañable compañero de viaje.

Quizás ponerme en carretera o, lo mismo, sacar un billete al azar, y enhebrar un destino incierto [tan incierto como hacia el que ahora camino, pero distinto]. Siempre me gustó tener compañeros de viaje a los que seguir, hombres o mujeres de los que enamorarme en una relación de aprendizaje mutuo... compañeros a los que odiar a ratitos y con los que compartir todo. Recuerdo ahora a uno de esos compañeros de viaje que pasó un montón de años junto a mí, codo con codo, trabajando juntos y sonriendo juntos y sufriendo juntos [no voy a decir el nombre, porque quizás se moleste si lo hago]... se ponía detrás de mí mientras escribía en el ordenador “El tipo de las cuatro”, mi última novela publicada, circunstancia que siempre me molestó muchísimo, y me decía “bien, tío, bien... eres bueno, coño... pero quizás ahí, en ese párrafo, podrías cambiar el tono, meter algo más de miga y perfilar mejor el personaje...”. Yo le mandaba directamente a tomar por el culo y se apartaba, quedándose durante u

Los rostros que se borran...

"...Corrían calle abajo juntos, entendiéndolo todo del modo en que lo hacían aquellos primeros días, y que más tarde sería más triste y perceptivo y tenue. Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un «¡Ahhh!». ¿Cómo se llamaban estos jóvenes en la Alemania de Goethe?..." Jack Kerouac ["En la carretera"] Los rostros que se borran van quitándole hierro a las facturas... ayer se fue Javier, un tipo al que saludaba cuando nos cruzábamos por la calle, sin más... y