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Mostrando entradas de agosto 17, 2008

Flores de karaoke en Fuping.

“Por fin he cargado un horno. Después de estar toda la mañana intentando conseguir que me facilitaran un horno para hacer una precocción a 900º C, me cedieron uno que está tan viejo que ni ellos mismos lo utilizan. Cargarlo fue una aventura en la que participamos varias personas, pues las placas no entraban y tuvimos que ingeniárnoslas para colocarlas en diagonal, con el riesgo que eso supone, sobre todo cuando el barro está seco, pero no cocido. La situación era surrealista: una fábrica llena de hornos y la imposibilidad de utilizarlos. Cada sección de hornos tiene un encargado al que hay que convencer, a veces lo consigues, pero llegada la hora de la verdad te cuenta un cuento ‘chino’ y utiliza cualquier absurda excusa para que tengas que desistir. La historia se repite una y otra vez. Supongo que hoy cocerán, ya veremos. Por la noche, nueva excursión a Fuping. Descubrimos nuevos lugares y nos dejamos timar en un par de locales. Pagamos precios europeos, nos reímos de nosotros mismo

Postales después de la tormenta.

Las inundación de los museos hizo que esta instalación del italiano Francesco Raimondi cobrase auténticas dimensiones. “Pasó la tormenta y, naturalmente, dejó huella. La cosa se saldó, en lo que a mí se refiere, con tres placas del mural grande inservibles y una en reparación. Me puse rápidamente a trabajar y espero terminar hoy para poder hacer cuanto antes algún viajecito. Nada más por el momento. ... vuelvo a leer lo de Barajas y me conmuevo.” Reunión nocturna alrededor de unas difíciles cervezas chinas. Piezas de Juan Ortí y de Xavier Montsalvatge al fondo. Supi Hsu, taiwanesa que vive en Valencia. Su metódico trabajo crea inmensos espacios. Xavi Monsalvatge. CRÓNICA VIJARRENSE PARA A.H. Hoy las pasé putas, Halarberito amigo, pues me tocó llevar hasta El Barco de Ávila un furgón grandote que un cliente me había dejado para que se lo tuneásemos… el armatoste se me iba para todos los lados en las curvas y yo llevaba los compañones de corbatilla, pero llegué sano y salvo a pesar del

"Voy a empezar a abrir las cocacolas con el coño..."

“Leo la noticia de Barajas y me acojono. La tragedia llega cuando menos te lo esperas y vuelve a llegar si le apetece, no tiene ritmos establecidos. Yo estuve ahí hace unos días y tendré que volver dentro de un mes. Aquí la cosa no fue de color de rosa, pero, comparada con lo de Madrid, contar que hubo una fuerte tormenta con inundaciones generales de talleres y fábrica resulta insignificante. Para mí no fue un buen día. Por la mañana un chinito se paseó por encima de una de mis placas y, naturalmente, se rompió; probablemente el tríptico de los peces, con suerte, sera un díptico. Por la tarde, antes de atardecer, cayó una fuerte tormenta. Yo estaba en mi habitación y salí a la entrada del hotel para hacer unas fotos, ya era la hora de cenar, pero no aparecía ningún español. Me imaginé que estarían atrapados en el taller porque las calles eran auténticos ríos, pero lo que en realidad sucedía era que se había inundado la zona de secado y estaban cambiando las piezas de sitio. Mis placa

Disco dedicado desde Fuping.

“Querido Comendador Sánchez, no te escribí ayer porque no hay mucho que contar y porque no puedo ser protagonista de tu diario. Te veo tristón y por eso me animó a enviarte más imágenes. Tal vez debería seleccionarlas un poco más, pero me cuesta eliminar las que considero que tienen un mínimo interés. La selección la podrías hacer tú, así no inundaríamos tu espacio con cosas mías. Me cuesta mucho escribir. Me gustaría que mis dedos fuesen como los tuyos, avezados y automáticos transmisores de tus ideas, pero eso sólo es patrimonio de unos pocos. El día fue soso, a la espera de que se terminen de secar las piezas y de negociar las cocciones, cuestión ésta complicada, pues el sistema jerárquico imperante es lento y absurdo. No nos dejan gobernar los hornos, para cada temperatura hay un técnico diferente, no entienden que la libertad es fundamental para el resultado plástico, y en esas andamos, a expensas de la burocracia. Lo suyo sería huir y ver los idílicos paisajes que sugieren las ag