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Mostrando entradas de marzo 9, 2008

“Maldita mosca… ¿de qué crees que viven?”

“Maldita mosca… ¿de qué crees que viven?” [de “La ofensiva de Tembleque”. Novela aleatoria de José Mayoral] Hay cierto azar de los cigarros usados en los ceniceros que me vuelve loco: ninguno igual y todos a medio incinerar, tal que los hombres, apilados sin orden como un contador de mi tiempo mucho más exacto que el reloj… y mejor, pues los cigarros convertidos en colillas resumen siempre tiempo real, tiempo vivido, tiempo fumado. No tengo tabaco, joder, y ya estoy poniéndome nervioso… bueno, sí, aún quedan las veintitrés colillas aparcadas en el cenicero. Una destaca sobre las demás [dos centímetros de blanco antes de la arruguita grisácea de apagado] y la pillo goloso para encenderla con mi Zippo del 76. ¡Hostia!, qué rica… hummm… a veces es extraordinario dejar un cigarrillo a medias para asegurarse un poquito el futuro. Y estaba nublado, pero no arrancaba a llover, y me desabroché los dos botones superiores de mi camisa negra y con la mano ensortijé el vello de mi pecho [quizás al

Evocación de Ezra Pound.

Sabes que los que no tienen imaginación son tiranos, pero los toleras y sonríes ante sus absurdas palabras. Sabes que hay casadas repugnantes a las que sus maridos no soportan, aunque perseveran en estar ahí, y no haces nada. Sabes que todos, absolutamente todos, somos esclavos de las convenciones perpetradas por otros, y parece que te gusta. Sabes que se puede pagar con desprecio, pero aún guardas esa jodida moneda en tu bolsillo. Sabes que su cuerpo está tendido en el valle, junto a los lírios, y no aprovechas el incendio de su cuerpo. Sabes que el que pinta para vender hace exactamente dinero de su espíritu, pero tú abres la boca como una cebra y te deshaces en elogios. Sabes que no hay límites posibles, pero cada minuto marcas tus fronteras orinando en cada esquina de tu casa, en la calle, en el bar. Sabes que parasitar mata el talento, pero lames el pezón sin desprenderte de él. Sabes que las sábanas no conocen la humedad desde hace años, pero manchas tus manos hasta quedarte desn

Como silbar...

¿Recuerdas, Viejo F, las melenas bien peinadas de las muchachas con lazos de color granate, las faldas plisadas de cuadros, las rebecas cortitas con su cuello redondo, los calcetines blancos…? Tú perteneces a aquello como los melocotones pertenecen al sol que los incendia y los hace estallar en aroma. ¿Recuerdas el sabor de las manzanas reinetas recién robadas del árbol, la pegajosa mordedura de la resina en las manos cuando arrancabas trozos de la corteza de los pinos para hacer barquitos con la navaja chiquitilla de cachas nacaradas, los tocados indígenas con hojas de castaño y las trenzas de hierba fresca…? Eres de aquel tiempo y en él está tu podredumbre, porque desde él te has ubicado fuera de lugar… sí, un viejo desubicado es lo que eres, un viejo con piel y esqueleto, con dendritas que cada día transportan tu electricidad más lentamente, un viejo inadaptado que aún no ha entendido que lo que fue no podrá ser de nuevo… debes tomar una decisión y no quedarte en la tierra media en

Volvió Paco Ortega.

Ayer se cumplieron cuatro años del espanto en los ojos y me canté yo solo una saeta incendiaria… y luego puse bien alto la canción que escribí para Jesús Márquez dedicada a las víctimas, y sentí cómo unas lágrimas breves me hacían sentir humano. boomp3.com ••• A pesar de lo que piense mañana la fiera fritanguera afrancesada –y de lo que diga pasado mañana–, me llamó a primera hora Paquito Ortega para decirme que estaría en Béjar hoy y que le apetecía un montón que nos viéramos… y nos vimos, y nos abrazamos, y nos reímos al trintrán, como solo se saben reír los colegas. Yo, por supuesto –me adelanto al comentario de rijosa ‘dama’–, no pregunté a qué había venido, para que nadie pueda acusarme de otra cosa que no sea la de recibir a mi amigo del alma como se merece. Quitando un solysombra de tristeza en los ojos pícaros orteguitas [la muerte se ha cruzado dos veces cabronas en su vida durante los últimos meses], el niño de Úbeda sigue vivaracho y dulzón, gozoso en sus puntaítas de boquil

La luna de Cheshire.

Anoche caminaba agotado hacia mi casa cuando me sorprendió una luna enorme, igual que la que vi en Mangola durante las noches de mi viaje africano. Era de nuevo el gato de Cheshire, con esa inquietante costumbre de dejar su sonrisa flotando en el espacio, haciéndome partícipe de la magia de su boca lunática [y hasta diría que lasciva]. Recordé entonces algunos párrafos de la obra del gran Enrique Anderson Imbert intentando revelarme desde su muerte lo que sucede al otro lado del espejo, junto a esa gran sonrisa absolutamente perturbadora que es la purísima intuición en la que me gustaría vivir por los siglos de los siglos y amén… y así transgredir la realidad con toda la irreverencia que me queda. Decidí alargar mi camino para sentirme acompañado de esa luna/gato que me mataba de puro placer y vi en ella unos labios distantes que sugerían el desnudo invisible más bello que pueda imaginarse, y me sentí mordisqueado levemente por sus dientes blanquísimos, y note que me abducía como a un

España ya no es una unidad de destino en lo universal.

Se saldó la cosa con un acusado bipartidismo que ha llenado un poquito más las huchas de los dos grandes partidos nacionales, con un triste semideceso de Izquierda Unida [que sufre en sus carnes siempre la piruleta de la ley d’Hont], con una caída alarmante [para ellos] de los partidos nacionalista a excepción de CIU, que se ha quedado con la llave del poder. En resumen, que gano el PSOE con holgura, que el PP no perdió como para replantearse un cambio urgente [o sí, quién sabe] y que me da que vamos a tener otra legislatura par a la ya vivida [Dios nos libre, si es que existe]. Por lo demás, la noche fue jinetera, pues tan pronto había una diferencia de 20 escaños como de 12, y los ánimos variaban por minutos desde los cohetes hasta el coñocoño [expresión par a la del moderno chikichiki]. Ver a mi madre contenta en medio de todo el sarao y besarla mucho fue lo mejor de todo… pero también pensar en el futuro de mi Youssouph y en el de tantos como él. Ahora queda esperar a que se destue

El día promete...

El día promete desde su madrugada: Ganó el ‘Chikichiki’ la preurovisión –ese son dadá casigloriageinor– y seremos la punta de Europa otra vez [somos los mejores en el tratamiento brillante de la ironía] al ciscarnos en toda la música mala con nuestra cosita Sancho… o Lazarillo… o difuntito Matías Pascal. Telemadrid censuró las declaraciones de la valerosa hija de Isaías Carrasco y se ha encontrado esta mañanita con una declaración seria de sus trabajadores denunciando a esa telesperanza que es más vudú que medio… y el personal está yendo a votar sin prisa pero sin pausa [a ver qué sale]. ••• Somos ‘el superviviente’, por más vueltas que queramos darle, el fruto de una selección cabrona, el resultado del que mató para seguir viviendo, del que se comió las últimas viandas quitándoselas de la boca al más débil, los descendientes del que asoló, violó y quemó… del que no tuvo conmiseración. Ellos fueron los ‘mejores’ de su tiempo desde el punto de vista natural [fueron competitivos –me acue