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Mostrando entradas de enero 14, 2007

¿Por qué no están los que se han ido?

Los hados meteorológicos que cierran los telediarios llevan diciendo toda la semana que nevará en España, que hará un frío de zurrasparse y que temblaremos bajo la bufanda, pero yo sigo notando una primavera fresquita que me hace salir en chaquetina de punto a la calle, sin más, y eso que voy mayor y friolero... Y tengo ganas de nieve, coño, que lo que más me gusta de mi tierra son las estaciones bien marcadas y los cambios que traen también variaciones estupendas de humor y de ganas de hacer. Esperando el frío leo a Antonio G. Turrión en «bejar.biz». Hace el colega un elogio de José Luis Majada, el cura que me llevó a la poesía con su «Duérmaste, madre...» y que me dejó KO con ciertos días de su diario inédito. Yo debo sumar a lo dicho por Antonio que J. L. Majada fue difícil en el trato, hosco y distante, y lo digo porque a la vez que su roce me dejó una notable sensación de altura intelectual, también sentí siempre una distancia inabarcable que me llevaba a sentimientos contradictor

Ojo, que no somos tan tontos como ustedes creen ni ustedes son tan listos como se ven.

Salió el nuevo periódico de Béjar hecho en Madrid por una empresa llamada La Luna / El Iceberg, y desde el primer número queda claro el asunto, con dos cojones, protagonista masculino de derechas y futuro aproximado de edición hasta finales de mayo. Sólo me jode, ante tanta obviedad, que no haya ni una firma en los salmos que publica. Mis preguntas: ¿Quién paga esto?, pues la publicidad ha sido gratis –me consta– y el papel se ha regalado por todos los buzones de la ciudad... Y... ¿qué pretende conseguir –o ya ha conseguido– además de que la derecha gane las elecciones en Béjar? –que esta tirada electoral la llevan algo chunga los colegas peperos–. Las respuestas las sé desde tres fuentes fiables, pero prefiero que el personal imagine y se desborde, porque el asunto va a traer cola y ya se sabe que hasta el rabo todo es toro. Sólo me extraña que no escriba el esbirro Losantos... claro, que esta es una plaza chica y aquí sólo se hacen corridas charras. (15:48 horas) Cuando llegué al caf

Ser padre es labor de los hermosos vencidos.

¿Cómo sería mi abuelo Felipe si no le hubiera tocado la rosa de sangre en el 36?, ¿qué pensaría de mí? A veces me pregunto si mi abuelo alguna vez llegó a imaginarme mientras tomaba un chato de vino en la taberna de siempre o quizás mientras esperaba el trágico final que nos dejó huérfanos y encendidos de una ira que se mantiene aún en los ojos. ¿Qué diría mi abuelo de la nueva fiera fascista que se autodenomina «democrática»? Me encantaría enseñarle mi negocio, prestarle mis libros, beber con él entre risas, entregarle a mis hijos para que viera que todo perdura a pesar de que somos nada.

Mi banco me ha puesto en su menú de primer plato. Prometo atragantarle.

Cuando las ricas puertas de los palacios modernos dan en romperse, una metáfora está a punto de nacer. Y pasa, claro que pasa... Hoy mismo ha caído una de esas puertas para que vuelva a entrar el relente en las estancias de las máscaras y se corra el peligro de que vuelen y dejen al pairo las caras reales de los mimos, esos hombres blancos que son sólo expresión y acaban dando valor de rey al bufón bejarano por antonomasia, don Francés de Zúñiga, Francesillo. Sí, se ensancha la ciudad estrecha ante una puerta rota, y el mundo se ve de otra manera porque todo vuelve a parecer posible. Yo, por si acaso, me acerqué hasta el notario con el carnet en la boca para que diera fe de una nueva condena... condenado a vivir para pagar por los siglos de los siglos en que el aire penetre en mis pulmones. Firmar la aceptación de un crédito es firmar una sentencia de vida. ¡Ay! Lo que más me subleva es esa perversión bancaria que acogota a los tipos con yo con intereses crasos y porcentajes leoninos..

Dios no sabría ser Subdelegado del Gobierno en Salamanca.

Me arregló el día por todo lo alto el colega Jesús Málaga [te quiero a rabiar, tío], un tipo absolutamente humano y merecedor de todos los elogios que puedan salir por mi boca. «Sacúdete el temor porque el humanismo es cosa de hombres» [va por ti este aforismo. Va por ti, amigo]. Y el resto del día lo pasé sonriente, faltón de puro simpático, tomado por una ironía de corte optimista que me ha arreglado hasta el dolor de riñones. Durante el café le dije a Cubino padre en voz alta que era de derechas en un juego verbal de alta prosapia [sé que en el fondo le jode que se lo digan y yo me regodeo en la suerte] y me salió un Hontiveros desde el envés de una columna pieltorera [andaba el jodío comiendo –otra vez– a mesa puesta]... «Oí gritar un ‘eres de derechas´ y dije: ‘aquí está Felipe’... te deben estar picando los oídos, porque estábamos hablando de ti... ven, que te voy a presentar a un amigo...», y me presentó a un directivo de Dragados y Construcciones de barba cuidada y swing saxero

Me miro en el espejo y veo a otro.

Leo, no sin admiración perpleja, que la ciudad de Béjar se sitúa con el número 346 en el listado de ciudades con mayor capacidad de autofinanciación de nuestro país [estudio realizado por la Universidad de Málaga sobre 7.500 ciudades de España]. Luego pienso: ¿Eso qué supone? Pues que se ha perdido la propiedad de servicios públicos deficitarios, cediéndola a la empresa privada y ganando con ello en tesorería. Habría que ver si eso es bueno para el ciudadano en lo que le afecta en calidad de servicio y aportación económica propia. Tengo claro, por ejemplo, que el agua ha subido por los cielos en Béjar [carga pública sobre los hombros del ciudadano para el beneficio de la empresa privada y, cómo no, para abundar en esa autofinanciación] y me gustaría conocer con detalle el funcionamiento de cada una de las privatizaciones realizadas por el gobierno municipal... Vamos, que la pregunta del millón sería: ¿Estamos mejor los ciudadanos con la situación de autofinanciación creada en la ciudad