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Mu Shiying


Ya tengo mi Korando y me encanta... Por fin un auto que sustituye estéticamente a mi fallecido Jeep y en el que me siento un minicapitalista de izquierdas venido a más, el hombre Lacoste que siempre he sido a pesar de que mi cabeza me dictase otra cosa –los prepijos seremos siempre prepijos, es así de triste.
Del día, salvo el asombro que me ha causado el que mi colega Jacinto me contase que en el albergue de Llanoalto está alojado un grupo de más de 100 chavales de la OJE... ¡La OJE!... ¿No es mundial de la muerte? Si yo creí que esas siglas habían sido enterrradas con El General, pero parece que la cosa sigue y que han adoptado la bandera constitucional española en sustitución de aquellos yugos y aquellas flechas... Es un flash que me ha dejado ciego.
Y también que me han llamado Urceloy y Belén Artuñedo para sacarme una sonrisa fresca, que no todo ha sido perplejidad anonadante.
Para celebrarlo, me he repatingado en mi sillón a disfrutar una horita larga del libro molón «Marilyn. © André de Dienes», de la Taschen, otra pasada de estos alemanes locos que editan como los ángeles [con músiquita de Violeta Parra... «Tonada por ponderación»].
Besos.

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